Albergue

"Albergue: C/ Amatista, nr. 6, B/ Nuevo Amanecer,(Zona Sur,Av. Bolivia)"

No querían recibirlo. Ni siquiera en los centros que ayudan a gente en situación de calle.

- “No. No puede caminar; no podemos atenderlo. No nos concierne.”
Había estado 80 días hospitalizado sin que nadie lo visitara. ¡80 días! Se supuso que vivía en la calle ya que en todo ese tiempo ninguna persona preguntó por él. Tampoco podía hablar, así que la única información disponible para los médicos era aquella persona que lo llevó, lo dejó y se fue.

En el hospital San Juan de Santa Cruz nos presentaron el caso. Un paciente con embolia, abandonado. Sin lugar a dónde ir luego de la internación inicial.

En la ciudad no existen lugares gratuitos en los que hospeden adultos en tales condiciones. Buscamos por semanas, pero no había sitio donde quisieran recibirlo.

Fue muy dolorosa la tarde que esperamos en vano que cumplieran la promesa de atenderlo en un Centro de Vida Sana.

Nos comprometidos, entonces, a sacarlo. Ayudarlo; Y no podíamos fallar, porque quienes  creen en Dios no cambian de palabra por las circunstancias.

No teníamos idea dónde llevarlo. Sin embargo, la bendición de Dios se manifestó en la bondad de un amigo que alquilaba una casa bastante grande y nos recibió hasta que encontráramos lugar.

Nuestro protagonista no podía hacer nada por su cuenta, salvo comer. En todo lo demás, debía recibir cuidados constantes.

Durante la primer noche que estuvo entre nosotros no pude dormir preguntándome: ¿Cómo es posible que haya personas que no tengan dónde ir? ¿Cómo es posible que no estemos haciendo “nada” por ellos?
Pero traté de ahogar mis pensamientos con autojustificaciones: “Soy demasiado sentimental y pienso demasiado en esto…”

¿Cómo es posible que existan personas que no tengan dónde ir?
¿Cómo es posible que no estemos haciendo “nada” por ellos?

La mañana siguiente me encontré con uno de mis compañeros voluntarios quién me confesó que no había podido dormir pensando que existían personas sin lugar a dónde ir, en las mismas condiciones que nuestro huésped.

Sin saber nada el uno del otro, sin haber hablado antes sobre el tema, era demasiado difícil que fuese una coincidencia.

Juntos comenzamos a buscar alquiler. Necesitábamos una casa para lo que Dios estaba delineando en nuestras mentes. En nuestros corazones. Aquel amigo que nos permitió alojarnos en su casa, nos recomendó que nos quedáramos. Pero el precio aún así nos resultaba muy elevado.

La zona, al ser céntrica, era estratégica por estar ubicada cerca de los hospitales. Quiénes se sumaran a la iniciativa tendrían más posibilidades de ayudarnos por esa misma razón.

Al poco tiempo, una fisioterapeuta decidió donar de su tiempo para tratar a quiénes lo necesitaran.

Así como surgían las primeras bendiciones para asistir, también aparecían pedidos para recibir a nuevos pacientes: Un joven malherido que requería curaciones diarias. Desde una fundación nos solicitaron intervenir. En el hospital también nos hablaban de otras personas necesitadas. El número de pacientes crecía.

Sin embargo, corazones llenos de amor latían al unísono: Ahora una doctora ofrecía colaborar en lo que se precisara. Ya teníamos el personal para los tratamientos.

Así nacía el Albergue de AMe Bolivia. En respuesta a grandes necesidades. Sin planes iniciales estructurados. Sin presupuesto definido. Sin casa. Sin recursos.

Cada día es un nuevo desafío

¿Te imaginas lo que significa?

Para conseguir alimento.
Para obtener el material indispensable a la hora de realizar las curaciones.
Para cubrir los gastos de la casa.
Para vencer los obstáculos que aparecen en el camino, tanto de los pacientes como en el de los voluntarios.
Sin embargo, con la ayuda de Dios, cada día tenemos lo necesario.
Es cierto, falta mucho para que podamos convertirnos en un Centro de Recuperación, con las dotaciones precisas.
Pero confiamos.
De la misma manera en que se dieron las cosas, seguiremos creciendo.

El Albergue

La casa que alquilamos de momento está en el B/. Maquina Vieja. (Segundo Anillo, para quiénes conocen Santa Cruz de la Sierra - Bolivia). Tiene 4 dormitorios grandes, para pacientes y dos para los voluntarios; una sala grande; cocina; 3 baños y un patio aceptable.

El costo del alquiler es de US$500-. Mensuales. Más los gastos de servicios comunes: agua, electricidad, etc.
Estamos favorecidos por estar cerca de los Hospitales más importantes de Santa Cruz. Pensando en el incremento del número de pacientes, seguimos en busca de una casa más grande y “con un milagro”, más barata.

¿Cuáles son nuestros sueños? / Proyección

Nuestro sueño es abrir un Centro de Rehabilitación Integral, en el que podamos alojar a más personas. Que el predio sea lo suficientemente grande como para facilitar los tratamientos de los pacientes y brindar un hospedaje reconfortante a personas que, en muchos casos, jamás en su vida lo han tenido.

s gustaría ver, muy pronto, funcionando a 100% el servicio de evacuación aérea y comprar una avioneta especial para pistas cortas (ideales para la geografía en la que estamos).

Tener una ambulancia con el nivel de las que hay en países desarrollados.

Y continuar ofreciendo cada servicio de forma gratuita.

"Te agradecemos por leer.
Para nosotros es muy importante que sepas que existe el proyecto y conozcas esta iniciativa.
Gracias por ayudarnos."

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Calle: General Agustín Saavedra, 550 (entre Cobija y Tarija, zona Centro) Santa Cruz de la Sierra, Bolivia